Nuestros ángeles


Ángel Muñoz Gómez

Por María José Muñoz Navarrete

El día 17 de Abril del 2005, a los 68 años de edad, Ángel se marchó desde el Hospital Ciudad de Jaén, dejando a su esposa Josefina, sus dos hijas María de los Ángeles y María José, y sus tres nietos, Laura, Juan Francisco y Alejandro. En Febrero de 1999 le diagnosticaron el Déficit de AAT, después de algunos años de padecimiento, sin que nadie supiera qué era exactamente lo que le pasaba. Hasta que un gran neumólogo acertó. Él ha cuidado de mi padre todo este tiempo, con gran entrega y cariño: Don Bernardino Alcázar Lanagrán, al que toda la familia estaremos siempre agradecido al igual que nuestro médico de familia D. Julio Pascual. Ángel, mi padre, fue un buen hombre, gran amante de la naturaleza, y sobre todo, gran amante de su familia. El vivió por y para nosotras, y después se añadieron sus nietos. Era un hombre hogareño, un auténtico manitas, y por encima de todo, le gustaba hacer cosas buenas por la gente. A la misma vez que serio, era una persona muy ingeniosa, que le gustaba contar todas sus vivencias y con el que podías aprender mucho y reírte mucho más. Pero en lo que todos coincidimos, es que él era un ángel, un «hombre bueno», en toda la extensión de la palabra. Todos le queríamos, su esposa, sus hijas, sus yernos, sus nietos, hermanos, sobrinos y amigos. Y todo pensamos en que tuvimos mucha suerte de tenerlo en nuestras vidas. Todos te echamos mucho de menos. Para tu esposa eras su sombra, para tus hijas fuiste un padrazo y para tus nietos un abuelo que los adoraba y les fabricaba los juguetes más inverosímiles y que curiosamente más les gustaban. Para mí, aparte de mi padre, he perdido a mi mejor amigo, a mi consejero. Allí donde estés, se lo más feliz que puedas. Y nunca te olvides de los que tanto te quisieron y tanto tu quisiste.